lunes, 2 de agosto de 2010

Tú.

Abrí la primera caja despacio, como si tuviera dentro un explosivo. Era de cartón, estaba cerrada con una tira de celofán y tenía escrita mi nombre con permanente azul. Sentada en el suelo, miré a mí alrededor, hogar dulce hogar… ¿o no? Esto no parecía un hogar, todo lleno de cajas. Terminé de retirar el celofán y comencé a sacar cosas: un joyero pequeño, un par de peluches, una cajita con cartas… un portarretratos. Le di la vuelta vacilante y cerré los ojos. Cuando los abrí estabas tú. Sonriendo junto a mí. No me hizo falta hacer memoria para recordar aquel día y detrás de él todos los momentos. Tampoco pude detener mis recuerdos y llegué al último abrazo. Una gota mojó el cristal del portarretratos. Volví a cerrar los ojos intentando encerrar las lágrimas, demasiado tarde, cuando los abrí todo estaba empañado. Encendí el reproductor y me tumbé a recordar al ritmo de nuestra canción.
Stupid.