sábado, 15 de enero de 2011

Despertar.

¡Qué impotencia! Abrir los ojos, mirar alrededor y ver a los demás caminando con los ojos cerrados. No hay más ciego que quien no quiere ver. Y ellos no quieren, no quieren ver lo que pasa en el mundo. Solo viven por y para sus problemas, haciendo mundos de cada uno de ellos. Ignoran lo que pasa fuera, ignoran las catástrofes... porque claro "yo solo no puedo hacer nada", y si pensamos eso todos ¿cómo vamos a conseguir algo? Qué coraje aquellos a los que no les importa nada, aquellos que no sienten empatía, aquellos que no tienen corazón. Solo se preocupan de las desgracias ajenas y escupen un "¡que pena!" cuando ponen las noticias (las mismas que ocultan algunas informaciones y manipulan otras) y cuando terminan se olvidan. Qué vergüenza las numerosas ONG's que no sirven para nada, que lo único que quieren es conseguir dinero con una fachada de solidaridad, una falsa solidaridad. Vergüenza de políticos que dejan que su pueblo pase miserias mientras ellos se hacen ricos. Gente avariciosa, materialistas, que piensan que el mundo gira a su alrededor y creen que son felices en su vida de borregos, siempre que se mantengan dentro del rebaño. Asco, dais asco. Sociedad llena de marionetas movidas por los que están en lo alto, hechizadas por promesas y mentiras. Siempre quedará la esperanza de esas pocas marionetas que rompieron los hilos que las ataban.
Nada es imposible, el mundo tiene que despertar.
Stupid.