Como una pelotita de esas que no paran, así es. No entiendes por qué, pero te importa y no puedes evitarlo. Sientes que si algo no va bien y no puedes arreglarlo, eres inútil. Quieres poder hacerle feliz siempre, da igual lo que cueste. Quieres ser su protección, pero cuando lo piensas bien te das cuenta de que tú no tienes protección y de que no se da cuenta de que tú estás ahí, sin hacer ruido, envolviendo su cuerpo de forma invisible. De todos modos sigues; sacando sonrisas, curando corazones, dejando mientras al tuyo en un cajón, cogiendo polvo.
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