miércoles, 24 de marzo de 2010

Ese martes...

Una chispa de electricidad recorrió todo mi cuerpo cuando su mano agarró la mía con fuerza. Por un segundo nos miramos y nuestros cuerpos se estrecharon en un abrazo como si estuviéramos hechos para encajar perfectamente. Su olor, tan conocido para mí, me sacó una sonrisa estúpida. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero podría haber aguantado una vida. Nos separamos lentamente, mirándonos y sonriendo. Sus labios rozaron mi mejilla a la vez que soltábamos nuestras manos y echábamos a caminar, cada uno por su lado.


Stupid.

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