miércoles, 6 de enero de 2010

Pesadilla

A pesar de lo nerviosa que estaba no temblaban, mis piernas se movían con una rapidez que nunca pensé que tendría. Las calles eran familiares para mí y aunque la noche era cerrada podía guiarme perfectamente. Corría sin mirar atrás y el miedo paralizaba mi mente, no sabía a dónde ir. Solo podía escuchar mi corazón palpitando tan fuerte que parecía que saldría de mi pecho en cualquier momento, mi respiración agitada y el ruido de mis zapatillas al estrellarse contra el suelo a cada paso que daba.
Cada vez estaban más cerca, me iban a alcanzar, sin pensarlo doblé una esquina, entrando en una calle estrecha y más oscura. Algunas de las farolas estaban rotas y las que quedaban daban algo de luz amarillenta, suficiente para verle a él. Estaba allí parado de espaldas a mí. Lo reconocí inmediatamente.
Paré en seco, estaba sorprendida de encontrarle allí y en mi interior saltó una chispa de esperanza.Grité su nombre, pero parecía no haberme escuchado. Estaba muy confundida, corrí hacia él pidiéndole ayuda, cuando estaba justo detrás comenzó a andar. ¿Qué estaba pasando? ¡Estaba completamente segura de que era él! Agarré su brazo mientras las lágrimas empapaban mi cara dejándola fría. Giró su cabeza por unos segundos sus ojos oscuros quedaron clavados a los míos, susurré su nombre. No dijo nada, pero sus labios se curvaron en una sonrisa, era fría y espeluznante, nada parecida a su habitual a su sonrisa traviesa y cálida. Con un movimiento de deshizo de mi mano y comenzó a caminar.
Me quedé plantada en el sitio, notaba un vacío en el pecho y mi tripa estaba revuelta, no entendía nada. La alarma volvió a encenderse en mi cabeza, si no me escondía pronto me cogerían, el miedo y la confusión se apoderaron de mí con más fuerza y comencé a correr por el mismo camino que él había hecho, con la esperanza de verlo y aclarar toda la confusión. Corrí y corrí, pero él había desaparecido.
Ya no sabía por dónde tirar, estaba en medio de un cruce y sentía que me encontrarían pronto.Había perdido toda esperanza cuando, como por arte de magia, resonaron unas risas familiares a lo lejos. Cada vez cogían más fuerza, averigüé de donde provenía lo más rápido que pude y fui hacia ellas. Como sospechaba allí estaban, como tres ángeles, vestidas de blanco, sus cabellos caían lisos por sus espaldas y sus risas eran como una canción a la alegría. Una gran sonrisa se dibujó en mi cara al verlas, ellas caminaban hacia mí.
Me desilusioné cuando pasaron por mi lado sin mirarme siquiera, me di la vuelta y comencé a llamarlas, a pedirles ayuda. Pero ellas no se inmutaban. Solo miraban hacia mí con sonrisas burlonas y sin parar de reír.

Sin fuerzas para seguir corriendo caí al suelo y me senté como pude. Me dolían los ojos de llorar y estaba sola. Sola en medio de la calle una noche fría y oscura. Ellos me iban a encontrar, iba a morir y nadie lo sentiría. Agarré con fuerza mis rodillas entre los brazos y hundí mi cabeza en ellos, empapándolos de dolor.No sé cuánto tiempo estuve en esa posición, sentí que algo tocaba mi espalda, me golpeó fuertemente. Ya no sentía dolor, ya habían llegado a por mí. Ya solo había oscuridad.


Stupid =)

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